¡Oh, la Navidad! La época más consumista por excelencia. Estos días parece que hay que comprar de todo y para todos. ¿Cómo no vas a regalarle algo a...? ¿Cómo no vas a tener turrones, polvorones... en casa? ¿Cómo vas a cenar sin marisco y champagne?
Si nos paramos a analizarlo todos vemos que es un gran negocio. Que juegan con nosotros... Pero de la misma manera, al final todos, o la gran mayoría, nos dejamos llevar por esta ola...
¿Por qué será? Pues porque la Navidad tiene algo especial. Todos nos volvemos un poquito más buenos, un poquito más solidarios y generosos. Queremos un poco más a los que nos rodean y echamos más en falta a los que ya no están. Nos dan ganas de soñar, de volver a sentirnos niños, de creer que todo es posible durante esos días. Es la magia de la Navidad... Por tradición, por costumbre, o porque de verdad existe esa magia... Sea por lo que sea, nos envuelve.
Y por eso precisamente me encantan los anuncios que he puesto arriba. Nos invitan a soñar, a ser más positivos, a confiar en que todo nos va a salir bien, en que valemos, en que somos capaces de conseguir lo que nos propongamos. Todo es posible si lo intentamos con alegría, con ilusión, poniendo todo nuestro empeño y nuestro corazón en cada cosa que hagamos.
Como digo siempre, no debemos olvidar que el fin de estos anuncios es vender el producto, pero como ya he dicho en otras ocasiones, prefiero que me los vendan transmitiéndome todos estos valores positivos que con cualquier otro tipo de estrategia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario